Siempre he pensado que todas esas personas que engañan a sus parejas son estúpidos e inmaduros, gente que no sabe afrontar la realidad y decir la
verdad, optan por el camino más fácil, el de
ocultar las verdades.
Es demasiado fácil mirar desde fuera y opinar, para mi lo fue.
Critiqué todo aquello que me parecía
incorrecto e inmoral, quizá porque yo nunca estuve en esa situación.
Ahora, me veo
engañando a la persona que se supone que es la que más quiero, pero ya no sé que pensar. Se que le necesito y que no veo
mi vida sin el, sin que me de los buenos días o que me cuente todas las tonterías que se le pasan por la cabeza, pero sé que cuando estoy lejos de él
me olvido de todo y necesito a otro. Necesito que este otro me llame princesa, que me de las buenas noches de esa forma tan especial que tiene él de darlas. No quiero
hacer daño a mi novio, porque se que me quiere, pero yo ya no estoy segura de si
le quiero o no. Se que antes me moría por hablar con él y escuchar que bonito sonaba la palabra te quiero en sus labios. Ahora ya ni sonrío cuando me lo dice y me siento
absurda diciéndole que yo también, o
estúpida y mentirosa cuando le digo que yo más, porque realmente no sé si es lo que siento.
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Ni en mis peores sueños consigo saber quien es el único de mi vida,
si te quiero o no, si ya le olvidé o si sigue en mi corazón. |
Mis amigas me dicen muchas cosas: unas que si busco fuera es porque el algo no me da, algo que
dudo, porque es realmente perfecto; otras que
tengo miedo a que me quieran y que huyo de él inconscientemente, quizá pueda ser eso; y otra de mis amigas me dice que mi corazón no está hecho para que lo ocupen mil personas, que solo lo puede ocupar uno, y que cuando mi novio llegó,
mi corazón ya estaba ocupado.